martes, 22 de julio de 2008

¿Contradicciones?

Amigos les comparto un artículo publicado en El Comercio (19 07 08) que creo vale la pena discutirlo en este espacio:

"La Mesa 7 de la Asamblea Nacional Constituyente fue un espacio pródigo en discusiones, tesis, discrepancias y acuerdos. Bien por ello. A más de los asambleístas, los movimientos ciudadanos y otras organizaciones sociales influyeron en los debates.

En efecto, gran parte del texto sobre educación de esta Mesa sobre aspectos de concepto, evaluación y financiamiento fue inspirado en el pensamiento de la ciudadanía militante por el derecho a una educación de calidad para todos. También el texto recoge tesis del sindicato como el polémico tema de las jubilaciones; de los indígenas reconoce el Sistema Intercultural Bilingüe y de la Iglesia el apoyo a las escuelas fiscomisionales.

Sin embargo, hubo desacuerdos. Uno de los puntos de mayor polémica fue el “artículo 7” que configura la gobernabilidad del sistema educativo. La tensión se dio entre una propuesta centralista y otra participativa. La una que refuerza la actual y caduca organización del sistema y la otra que apuntaba a su sustancial trasformación.

La una que coloca al Ministerio de Educación como único responsable de la formulación de las políticas y la otra que planteaba la corresponsabilidad del Estado y sus diferentes niveles de gobierno (ministerios, gobiernos seccionales) y la ciudadanía en la construcción, gestión y control social de las políticas educativas.

Al final en el artículo 7 ganó la tesis centralista que además es coherente con las disposiciones señaladas en el Título V de la nueva Constitución “El territorio, su organización y los gobiernos autónomos” Capítulo 4, en el que se destaca que una de las competencias “exclusivas del Gobierno” central es la política de educación. A los municipios se les asigna solamente de infraestructura educativa.

Frente a semejante modelo de Estado centralista, en la misma Constitución se colocan muchas disposiciones interesantes a favor de la participación (participacionismo, según algunos en el tema de Planificación).

Así en el Título VI Del Régimen de Desarrollo, artículo 4 dice: “Para la consecución del buen vivir a las personas y colectividades… les corresponde: participar en todas las fases y espacios de la gestión pública y de la planificación del desarrollo nacional y local, y en la ejecución y control del cumplimiento de los planes de desarrollo en todos los niveles”.

Bajo estos preceptos se reconoce la participación en la planificación y gestión del desarrollo en todos los “niveles de Gobierno”. Entonces cabe preguntarse: ¿la educación es parte del “desarrollo”? Si es así ¿en dónde queda la competencia “exclusiva” del Gobierno central sobre el tema?

En fin, centralismo junto a participacionismo, difusas competencias de lo central y lo local ¿Contradicciones?¿Ambigüedades? Sin duda hace falta mucho por digerir y descubrir antes de votar por el sí o por el no en el próximo referendo"


domingo, 22 de junio de 2008

Perverso divorcio

En estos días miles de jóvenes y sus familias de la sierra empiezan a vivir el ritual de la culminación de sus estudios secundarios. Paseos finales, fiestas y nostalgia. Pero también preocupación por el futuro. Mucha preocupación ¿Qué voy a hacer? ¿Qué profesión voy a seguir?¿Cómo puedo realizarme personal y profesionalmente, tener un ingreso digno y disfrutar de lo que hago? Son algunas de las preguntas que rondan la cabeza de estos chicos y chicas que están ingresando al mundo de las responsabilidades. Son las preocupaciones también de los padres y madres que quieren lo mejor para sus hijos. Obviamente son interrogantes y dudas de aquellos que tiene la posibilidad de seguir una carrera universitaria ya que los otros de su edad, la mayoría, sin opciones, son lanzados al mundo del trabajo mal remunerado o al desempleo.

Sin embargo, para estos futuros universitarios tampoco se les abre un abanico mayor de oportunidades. Aunque, es justo decirlo, en los últimos años las universidades han realizado esfuerzos por presentar una gama más amplia de carreras, algunas de las cuales junto con varias de las tradicionales conducen de igual manera al desempleo o subempleo “calificado”.

Más el problema no es creado por las universidades sino por el país que todavía no sabe a dónde va, por lo que no conoce ni puede conocer qué recursos humanos necesita para apuntalar un destino que ignora. Conocimiento que es un insumo básico a ser recogido por las universidades y el sistema educativo para el diseño de su oferta académica. Entonces a un país incierto no le toca sino reproducir año tras año una historia educativa que arroja al mercado laboral sobre todo secretarias, abogados y educadores que no necesita ni puede emplear.

En efecto, según datos del Ministerio de Educación solo 3 de cada diez jóvenes entre 15 a 19 años estudian el bachillerato. De estos el 58.81% están en el bachillerato técnico, 39.80% en el de ciencias, y el 0.39% en el de artes. Del técnico el 79% es en servicios (secretarias, contadores), el 13% industrial y el 8% agropecuario. Así mismo, según un reciente estudio de la investigadora Daniela Oleas, entre el 2001-2006 se graduaron 665.162 estudiantes: 41% en educación; 18% en administración y comercio; 16% en ciencias sociales; 9% en salud; 9 % en tecnología; 3% agrícola y pecuaria; 2% arquitectura y 2% en ciencias.

De los graduados en educación el 57% se enfocaron en la enseñanza superior y el 0,1% en la básica. De los graduados en ciencias sociales el 59% son abogados. Así el Ecuador se especializa todavía en las respetables carreras de secretarias y abogados en medio de la exigente y competitiva era del conocimiento, de la información, de la alta tecnología e industrialización.

Este perverso divorcio entre educación y desarrollo tiene que ser liquidado con urgencia. Montecristi y Carondelet tienen la responsabilidad de proponerle al Ecuador un proyecto-país, aspecto clave para cambiar el rumbo de la educación y de la historia. Mientras tanto, la generación de graduados de este año, con inteligencia tienen que asumir el desafío individual de no fracasar. Al menos para esto no estarán solos, contarán con el apoyo de sus padres.

viernes, 18 de abril de 2008

Sistema de desarrollo de las capacidades humanas

En la sociedad contemporánea que experimenta una revolución de la información, de las comunicaciones, de la ciencia y de la tecnología, el conocimiento se torna en uno de los factores esenciales del desarrollo de los pueblos. La riqueza de los países no depende más de la mayor o menor cantidad de recursos naturales que posea, sino de la educación, capacidad y creatividad de su población para adaptarse y transformar la realidad y el mundo.

La velocidad de la producción de conocimientos es cada vez más rápida. Por tanto la actualización e investigación permanentes son requisitos básicos para convivir con ventaja en un mundo altamente cambiante y competitivo. Siendo así la educación no termina con la obtención de un título universitario. Es un ejercicio permanente de toda la vida.

Las personas no solo aprenden en las escuelas, colegios y universidades, sino también en la esfera pública: en las calles, plazas, o a través de los medios de comunicación, en especial de la TV. La familia es un espacio privilegiado para el aprendizaje de las personas.

Otras fuentes de aprendizaje de las personas y de la sociedad son la cultura, la ciencia, la tecnología, el deporte, el arte, la recreación, la comunicación (Prensa, TV, Internet). El país requiere crear un espacio de creación de políticas que establezcan las coordinaciones debidas entre la educación escolarizada (educación inicial, básica, bachillerato, universidades) y la no escolarizada ( esfera pública, ciencia, tecnología, cultura, deporte, arte, comunicación). Se debe ir a la creación de un gran sistema de desarrollo de las capacidades humanas.

lunes, 28 de enero de 2008

¿Revolución educativa?

El actual gobierno propuso al país una revolución educativa. Sin embargo, la agenda hasta hoy planteada se ha centrado en el Plan Decenal, que siendo un avance sustantivo en la construcción de políticas de estado, no da cuenta de las expectativas que una revolución demanda en cuanto generadora de cambios estructurales e integrales.

Cabe que la Asamblea Constituyente establezca pautas para viabilizar la revolución prometida. Una de ellas es cambiar el eje de la educación y de organización del sistema. Se debe pasar de un paradigma educativo centrado en los mecanismos de acceso y enseñanza, a otro que apueste por el aprendizaje, por la calidad, la inclusión y la equidad. De uno que privilegia la instititucionalidad (escuela, docente, sistema educativo, Estado) a otro que coloque en primer plano al sujeto que aprende (al alumno, niño, joven, adulto, a la familia, a la sociedad): la institucionalidad al servicio de la persona y de la sociedad, y no al revés como sucede hoy. De una educación autoreferenciada y limitada a sí misma, a otra que se vea como medio para el bienestar individual y colectivo, para el desarrollo. Apostar por esto es apostar por la revolución.

miércoles, 9 de enero de 2008

¿Qué tipo de ciudadanos queremos formar? Y ¿Para qué país?

El Ecuador demanda cambios profundos. La Asamblea Constituyente es un espacio privilegiado para apuntalar dichas transformaciones. Uno de los aspectos que reclama modificaciones sustantivas es la educación que desde hace décadas se debate en una aguda crisis.

La educación está divorciada de la realidad económica, política y social del país. Sus contenidos no son pertinentes ni correspondientes a las necesidades del desarrollo local y nacional ni a las exigencias de un mundo cada vez más globalizado. Es una educación que ata al país y a las personas al pasado y a sus peores males: el autoritarismo, el memorismo, la opresión y la ignorancia.

La educación en las actuales circunstancias debe apuntar a la formación de un ser humano integral, socialmente responsable y ubicado históricamente. De allí que los asambleístas antes de tratar el tema educativo deben responder a las siguientes preguntas: ¿Qué tipo de ciudadano queremos formar? Y ¿Para qué país educamos? Con lo que el debate se desplaza de la educación hacia otros ámbitos de la realidad y hacia la necesaria construcción consensuada de un nuevo proyecto-país.

miércoles, 2 de enero de 2008

Educación, responsabilidad de todos

La educación es un derecho humano fundamental, por lo tanto para su realización se requiere de la garantía y responsabilidad del estado, de la sociedad y de la familia. Sin embargo, en las últimas décadas la educación pública fue abandonada a su suerte por el Estado, por la sociedad y la familia. El retiro del Estado se expresó en la reducción de presupuestos y en la falta de continuidad de políticas. El sector productivo y la empresa, los medios de comunicación y las grandes organizaciones sociales se divorciaron de la educación colaborando a su mediocridad y vaciamiento de contenidos actualizados. Los padres de familia “depositamos” a nuestros hijos en las escuelas y nos olvidamos de la formación que reciben. En la gran escena política quedaron dos grandes actores: el gobierno representado por el Ministerio de Educación y el sindicato docente. Esta se constituyó en una ecuación perversa que agudizó la crisis. Es urgente revertir este orden de cosas. El cambio de la educación y la realización del derecho demanda de la participación y compromiso de todos.